Página principal. Manuales del mundo de Háreka
Las fuentes de energía se encuentran por todas partes en Háreka. Se distinguen dos tipos de energías: las energías dársicas y las energías asdrónicas. Las primeras se producen naturalmente en un proceso lento y son mucho más constantes que las energías asdrónicas, cuyos trazados inestables son producidos por fenómenos naturales o por celmistas.
Las energías dársicas son el morjás, el jaipú y el pairás. Las energías asdrónicas son más numerosas, y entran en esta categoría la esenciática, la bréjica, la brúlica, la mórtica, la sílica, la órica, etc.
El morjás es la energía de las plantas, de los huesos, de algunos materiales vivos. Existen criaturas capaces de controlarlo, como los nadros rojos, así como saijits expertos en morjás, como los nigromantes.
El jaipú es la energía interna de los seres vivos animados. Tiene diversas apelaciones según las poblaciones: en el este de la Tierra Baya se le suele llamar mongit entre la gente del pueblo, pero también se la llama simplemente «energía vital».
Posee un corazón mental del que parten muchos filamentos. Está conectado a todo el cuerpo. Los celmistas usan su jaipú para trazar los sortilegios a través de su tallo energético. Este se regenera y limita la cantidad de energía capaz de ser usada en un momento. Un bajón drástico y brusco en el tallo puede tener graves consecuencias físicas y mentales (riesgo del fenómeno de apatía).
El jaipú es dado a numerosas mutaciones y existen variantes especiales:
El sryho, la energía de los demonios (ver más abajo)
El kershí. El fenómeno que se produce es el de una transformación leve del jaipú que llega a producir un puente entre dos seres vivos, facilitando su comprensión mutua y a veces llegando a permitir incluso que ambas criaturas puedan conversar por vía mental sin necesitar conocimientos bréjicos. Las causas de este fenómeno siguen sin estar claras.
La energía nuasgática
El funcionamiento del pairás sigue siendo un misterio para la mayoría de los celmistas. Es tilizado por diversas criaturas, como los nadros del miedo. Una creencia común dice que el kershi es una forma de païras, cuando en realidad es una variante del jaipú. Una de las teorías dice que el pairás es también una variante del jaipú.
Según el método de crear y modular la energía interna para convertirla en asdrónica, esta adquiere una apelación diferente. Algunos prefieren hablar de «artes asdrónicas», dejando las energías dársicas como únicas energías básicas existentes.
La aríkbeta es una energía modulada de transformación y modulación de la materia. Los celmistas aríkbetas necesitan siempre tocar el objeto para poder modificarlo. Sus sortilegios suelen combinar aríkbeta y brúlica.
La energía armónica es una energía basada en la vibración de ondas. Etimológicamente, se le llama armónica porque la manera con que se utiliza esta energía es análoga al modo con el que un compositor musical maneja las técnicas de notas y silencios en sus composiciones.
Las armonías son de dos tipos:
Visuales. Sombras armónicas para esconderse, luces siempre y cuando haya un mínimo de luz natural en el lugar, formas, colores… Cuanto más detalle y más movimiento, más talento requiere el sortilegio.
Auditivas. Voces, instrumentos, burbujas de silencio. Un armónico hábil puede por ejemplo imitar una voz distante para distraer.
Las armonías se pueden combinar con una órica básica para que sus creaciones ilusorias hagan contacto y despierten el sentido del tacto.
Estas energías —y estas artes— suelen ser mal vistas por los celmistas de las academias, considerándolas un poder de segunda clase, propias de los ladrones y gente sospechosa.
La energía esenciática se utiliza comúnmente para los sortilegios de endarsía (curación), de nigromancia y de invocación aunque existen otras aplicaciones.
La bréjica es la energía de la mente. La modulan todos los saijits en menor medida cada vez que emiten una aureola de miedo, de tensión, etc. Sin embargo, los celmistas expertos en bréjica son capaces de usar sortilegios bréjicos mucho más complicados.
Percepción Algunos celmistas aprenden una bréjica muy básica de percepción, para combinarla luego con órica: son los perceptistas.
La brúlica es la energía a la vez más usada. Es la que permite las combinaciones de energías:
mantiene un sortilegio encerrado y estable en las mágaras y las runas
gestiona las reacciones en cadena como los sortilegios de los explosionistas, las bolas de energía, las pociones o los encantamientos de objetos
Algunos dicen que la brúlica es el «escudo» sin el que muchos sortilegios serían imposibles de construir.
La energía mórtica, también llamada «la energía de los muertos», se produce a partir del morjás de los huesos. Así como los demás celmistas usan jaipú para modular energías asdrónicas, los mórticos usan morjás y hasta son capaces de usar el de los demás seres vivos y el de los muertos. Por causas históricas, la práctica está muy mal vista en muchos sitios.
La sílica aspira jaipú, no solo de los seres vivos sino también de los sortilegios construidos por los celmistas con su jaipú.
Es la energía asdrónica más rara de todas y muy pocos son los celmistas capaces de controlarla. Las arpïetas son las criaturas sílicas por excelencia, ya que cazan jaipú para alimentar a la arpïeta reina. Por eso, pese a su pequeña talla, son tan temidas. Existe una cierta analogía con el lich y el nakrús, que aspiran morjás ajeno para sobrevivir.
La energía órica es la energía de las fuerzas y el desplazamiento. Existen numerosas especializaciones de celmistas óricos:
la creación de objetos óricos (como los monolitos o los desviadores) es una de las artes más difíciles y las personas capaces de realizar un monolito de larga distancia son muy pocas.
Sortilegios de levitación, que requieren al celmista órico una gran capacidad de concentración y de equilibrio para desafiar la gravedad.
Sortilegios de fuerzas para destruir; su eficacidad depende de la naturaleza del objeto a destruir (madera, roca, carne, metales…)
Creación de campos de fuerza, para defender el acceso a un lugar, por ejemplo.
Existen energías moduladas que no se clasifican como energías asdrónicas. Se tratan de las energías propias a ciertas criaturas o lugares.
El sryho es la energía de los demonios. Es una de las pocas cosas que permiten diferenciar un demonio de las demás criaturas vivientes cuando no enseñan su verdadera forma. Algunos lo confunden con la Sreda, que es en realidad el contenedor del jaipú mutado.
El sryho es una defensa natural de los demonios. Es la energía que se crea cuando la Sreda está mutada o «despierta». En su estado normal, hace que la piel sea más resistente, la regeneración más rápida, cambia la visión y aumenta la agilidad. Los que aprenden a manipularla pueden además infundir en un ser sentimientos de miedo, de calma o de rabia —para estas habilidades específicas, el demonio usa de manera natural energía bréjica sin siquiera saber que la usa.
La energía flávica es una energía natural que se encuentra en lugares muy húmedos. Provoca las lluvias ácidas y las nieblas ácidas, tan típicas de las marismas de Acaraus, por ejemplo. Es en realidad una modulación de la energía brúlica muy especial que ningún celmista ha conseguido aún reproducir.
La energía de Leiy es una energía natural que produce los movimientos de terreno y las alteraciones cromáticas. Aumenta la probabilidad de terremotos en algunas regiones. Los trastornos de color son siempre transitorios y provocados por esta energía.
Algunos científicos dicen que la energía de Leiy es en realidad un sortilegio en estado natural compuesto en su mayoría por energía aríkbeta y brúlica.
Las energías de Guansparteu son energías naturales atmosféricas que producen la creación o la destrucción de las manchas celestes (más o menos opacas). Las manchas celestes es un fenómeno muy estudiado pero aún contiene muchos misterios. Los científicos aseguran que uno de los factores más significativos para la evaluación de las manchas celestes es el de los ciclos y de las estaciones.
De la misma manera, se sospecha que estas «energías» estén compuestas en realidad por las energías adrónicas ya definidas. Por eso se oye hablar cada vez más de «fenómenos de Guanspartéw».